Quienes trabajan en este ámbito inciden mucho en que la ruptura no debe suponer una cuestión jurídica, sino emocional. Un mediador va a trabajar este campo, no va a imponer nada, aquí las partes ponen sus propias normas y no es un juez quien les dice lo que deben de hacer y como. Se trata de que puedan elegir, sin que nadie les imponga nada y haciéndolo de una forma amistosa y de esta manera se evita el sufrimiento de los menores, a los cuales se debería de tener presentes en todo momento y velar por su bienestar.
Las formas de llegar a la mediación son dos: por propia iniciativa o por la vía intrajudicial. Para que la mediación se produzca debe de existir la voluntad por ambas partes en el proceso.
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