En ocasiones, surgen problemas con nuestra pareja que no sabemos como resolver. Este deterioro hace que las relaciones lleguen a su fin, por lo que se produce la separación o el divorcio. Ante los problemas, la mayoría de parejas opta por separarse definitivamente. En otros casos, las parejas buscan soluciones para continuar con su relación o el juez les exige que antes de una ruptura recurran a la mediación. La figura del mediador es poco conocida, tan solo un 1% de los españoles la utiliza para resolver conflictos y usar alternativas ante una ruptura.
Cuando la mediación se usa en casos de separaciones o divorcios, es que la pareja solicita ayuda a un tercero para que intervenga. El trabajo de este mediador es conseguir que las dos partes se pongan de acuerdo, estableciendo una negociación. En este momento exponen sus puntos buscando que la separación no sea traumática ni para ellos, ni en caso de que tengan hijos. El resultado es lograr una buena relación, y que esta sea clara y proporcionada para ambas partes.
El mediador es una persona imparcial y cualificada para que hace de guía entre las partes a través de una negociación para lograr un acuerdo. La mediación supone que ambas partes del proceso estén de acuerdo en la búsqueda de soluciones a los diferentes problemas de reorganización familiar.
La mediación consta de varias etapas, aunque no podemos decir que exista una sesión tipo, ya que cada mediación fluye de una manera diferente. Se comienza configurando una relación entre los usuarios y el mediador y se marca un compromiso de los participantes que van a iniciar la terapia, esta fase se conoce como la premediación. En esta etapa se informa del proceso que se va a llevar a cabo y el mediador será quien tome la palabra la mayor parte del tiempo. Todo ello para crear un clima de confianza y conseguir la credibilidad de las partes, así como bajar los niveles de tensión que existen entre la pareja. Tras esta primera entrevista se realizaran otro par para verificar y dar toda la información completa y exhaustiva sobre las cuestiones de cada uno de los participantes y así plantear la posibilidad de una ruptura.
Por último, llegamos a la fase de negociación, donde se establecen los puntos de acuerdo y de discrepancia entre las partes. Aquí se pueden abordar temas sobre:
- Los hijos.
- Su cuidado.
- La formación que consideren más adecuada para ellos.
- Con quién y dónde van a vivir.
- Los horarios de visita.
- La forma de repartirse los fines de semana y vacaciones….
En mediación no se habla de éxito, se habla de eficacia de la intervención, ya que se considera que el establecimiento de dialogo entre una pareja dirigido a buscar soluciones no se puede considerar un fracaso. Incluso si finalmente no se llega a un acuerdo. Siempre existe la posibilidad de que los participantes no lleguen a acuerdo, generalmente en casos donde una de las partes no esta por la labor de asistir a dichas sesiones o no tiene intención de arreglar las cosas de buena manera con la otra parte. Así todo más del 70% de los casos llegan a cuerdo.
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